martes, 20 de enero de 2009

El negocio de servir café no tiene nada de amargo



David Torres y Hannah Scranton crearon el Arábica Espresso Bar hace 8 meses y su café ya es reconocido como el mejor de Lima.

Antes de irse a visitar a su novia Hannah Scranton a Nueva York en 2007, David Torres solo podía permitirse tomar café en un restaurante de Lima.

Aficionado a la bebida desde que estaba en primaria, vivió su infancia rodeado de su olor pues su familia se dedicaba a seleccionar los mejores granos verdes, tostarlos y molerlos para su venta.

Ahora, David hace lo mismo y, tal vez, con más meticulosidad, detrás de la barra del Arábica Espresso Bar que, pese a tener solo ocho meses funcionando, ya ha sido catalogado por diversas publicaciones como el mejor de la ciudad.

¿El secreto? Controlar casi compulsivamente cada fase del proceso, desde la selección de los granos uno por uno, su tostado, hasta la presentación de los latte a la moda de los baristas estadounidenses, con formas dibujadas por el contraste entre la oscura espuma del espresso y la blancura de la de la leche.

COMIENZOS. “Me fui a Nueva York y trabajé como barista en un café gourmet para aprender a prepararlo, a administrar el local y cómo dar un buen servicio”, cuenta David.

Con esa experiencia, decidió que no iba a depender de los cafés que venden los tostadores locales, así que compró una tostadora y se fue con Hannah al norte a conversar directamente con los agricultores.

Consiguieron que cooperativas de Piura, Jaén y Tingo María separaran para ellos una pequeña parte del grano verde que le venden a las transnacionales – que lo tuestan y lo venden a un precio exponencialmente mayor – y se los vendieran con certificación de comercio justo.

En la práctica, esto significa que David y Hannah pagan US$20 más por cada quintal de US$140 para asegurarse de que los agricultores se beneficien. También desembolsan US$20 más porque es orgánico. Y lo mejor es que el precio de las bebidas en Arábica oscila entre S/.3 y S/.8.

Pronto, comprará una tostadora más grande y empezarán a vender el café tostado a precios justos. “Un kilo de excelente café no debería costar más de S/.11”, comenta.

FALTA CONSUMO. El problema es que, pese a que somos el séptimo productor de café en el mundo, no hay una verdadera cultura de consumo en Perú.

Para solucionar esto, Promperú ha formado el Comité Especial del Producto Bandera Café (Ceproba Café), que está planeando cómo promover que los peruanos empiecen a disfrutar el excelente café peruano y que no solo sea privilegio de los alemanes, suecos, holandeses, ingleses y franceses – que compran el 60% de la producción peruana – .


Por Alejandra Costa La Cruz
Diario Peru 21

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